Dulces pesadillas...

Mis pesadillas son una delicia (para mí claro), están basadas o influenciadas por cosas que leo, por cosas que veo...no son thrillers sicológicos no, tampoco son suspenses con asesinos seriales sueltos en mi patio y menos aún preocupaciones sobre el calentamiento global o la devaluación...mis pesadillas recurren a la presencia de algo mucho más aterrador, a la maldad en su estado puro, maldad sobrenatural quiero decir; mis pesadillas son siempre completas de tal suerte que tienen introducción, proceso, momentos cumbres espectaculares y conclusiones ambiguas, como los finales de terror de las películas hollywoodenses...pero con historias mucho más elaboradas, mucho más originales, mucho más aterradoras.

Me gustaría, al igual que a Aurora del Valle en retrato en sepia (y disculpen que la vuelva a citar pero es uno de mis personajes preferidos) buscar la forma de fotografiar mis pesadillas, no con un fin tan noble como el suyo (el de aclarar su pasado) sino porque estoy seguro que de hacerlo, esos guiones podrían valer muy buen dinero =) pero lamentablemente, después de disfrutar de una de las más terribles pesadillas me despierto bañado en sudor, respirando agitadamente...lo justo para mirar en la obscuridad de mi habitación buscando un par de ojos acechantes, lo justo para taparme hasta la cabeza, lo justo para disfrutar de esa sensación de pánico, de terror que cala hasta los huesos, que hace sudar frío y que dilata mis pupilas mucho más que cualquiera de los más asombrosos efectos especiales...lo justo claro, para despreciar todo lo anterior y volver a conciliar el sueño porque...soy una persona razonable...¿o no?

Curiosamente, mis pesadillas suelen ser mucho más agradables que mis sueños exactamente por la misma razón...porque no son reales.