martes, 31 de marzo de 2009

Rojo...


Hasta en las playas, donde el sol amarillo es omnipresente y hasta la arena toma su color, la noche es el momento perfecto para los encuentros y cuando ésta empieza a caer, el cielo se vuelve rojo como el deseo no adulterado...como la pasión incontenible.

Te abrazo por la espalda, tomándote de la cintura; trato de acabarme en un solo aliento todo tu perfume y doy una serie de besos breves sobre tu hombro izquierdo pero la cercanía de los cuerpos, el calor que se genera y que se eleva de forma exponencial no deja espacio para las caricias breves y esos besos casi cándidos se convierten en recorridos que hago con la punta afilada de mi lengua desde tus hombros hasta detrás de tus orejas. Mis manos se aferran a tu cintura, te acerco a mí para que te des cuenta del deseo que siento por ti...me libero de la promesa que me hice y hago que ahora mis manos vayan al norte, hacia tus pechos pequeños, que se mueven cadenciosos ante el ritmo de tu respiración; te acaricio suavemente para no asustarte, para conducirte despacio en los caminos del placer, pero con determinación para lograr que tu deseo sea tan grande como el mío.

Te despojo de la blusa lentamente, tiemblas cuando mis manos pasan sobre tus costillas...arqueas tus caderas, me sientes, te siento...tu espalda desnuda es una delicia que disfruto tan lento como me lo permite la urgencia, combino besos suaves como aleteos de mariposa y lamidas largas, húmedas, intensas como paso de serpientes, sé que tu columna vertebral está llena de sensores que se agudizan en la zona donde la espalda deja de serlo y me aprovecho, te lleno de besos la cintura y mas abajo, te doy vuelta para encontrarme con tu ombligo, con tu vientre...con rapidez me pongo de pie y mientras me levanto cubro de besos y caricias el camino que pasa entre tus senos, mis pulgares se enredan en la pretina de tu pantalón y hago presión para comunicarte mi intención...decidí detenerme para encontrarme de nuevo con tus ojos sin culpa y tu sonrisa nerviosa, para tener la certeza, más en tu mirada que en tu cuerpo, de que tienes necesidad de mi.

El rojo de tu cielo me hipnotiza...y sé que ese será mi próximo destino.

domingo, 29 de marzo de 2009

Amarillo...


Despierto...y realmente estás a mi lado, veo el azul a lo lejos, pero el amarillo de tu playa atrae toda mi atención, tus pechos pequeños están al alcance de mis suspiros y tu boca no se despega de la mía, mis manos están petrificadas por una autopromesa que pienso debo cumplirme, cumplirte aunque nunca la hayas escuchado...al menos por esta noche. Tu boca húmeda se adapta a la mía y tu piel se adivina cálida, interesante, deseable a la altura de tus caderas; veo como tiemblas, trémula, y como se te transforma la mirada, como respiras agitada, endemoniadamente sexy y como te entregas en un beso. Las manos me tiemblan y el deseo puede sentirse en el aire; te inclinas, expones ese cuello largo como el olvido que huele a fantasía y sabe a realidad, a embriagante realidad.

No tengo dudas, en ese momento te despojo de las alas y te conviertes en una mujer apasionada, sensual, con los sentidos por completo alertas para oir el sonido de mi lengua atrapando la tuya, para oler la mezcla de mi perfume y mi sudor, para verme a los ojos y encontrarte, para tocarme el cuello, el pecho y descubrir mi pulso agitado y para conocer el sabor de mis labios que sonríen mientras te beso...ahora sé que la playa está llena de tesoros.

jueves, 26 de marzo de 2009

Azul...

Tienes la espalda bonita, tu esqueleto se asoma bajo la piel, tienes lo necesario, lo justo y en el lugar correcto; los labios sensuales, de esos que no solo pueden recorrerse y reconocerse en un beso sino también explorarse...los ojos limpios como los de las personas sin culpa y una sonrisa amplia, sincera y pronta. Te desesperas, no sabes como tratarme, sonries nerviosa y no sabes donde poner las manos cuando te abrazo casi involuntariamente atraído por tus ojos sin culpa y tu generosa boca...estás en mis sueños, cuando sueño con ángeles en minishort y top, todo en blanco; el momento en el que mas disfruto el sueño es cuando te despojo de las alas y te convierto en mujer, sensual, apasionada, descubriendo esas cosas de ti que me han sido ocultas; en esa parte de mi sueño tienes las piernas desnudas, tu cintura está a mi alcance y mi boca no deja la tuya, muerdo tus labios y mis manos recorren tu espalda, tu columna vertebral con levoescoliosis... siempre en descenso. Al igual que mis manos en tu espalda, mi boca busca el sur, y mientras lo hace trazo la cartografía de tu cuello, largo como el olvido, encuentro tus clavículas y más al sur tus pechos pequeños, cálidos, generosos y fértiles como tierra firme, llenos de secretos que me detienen ante un mar azul...repleto de posibilidades.

miércoles, 11 de marzo de 2009

El reloj del destino...


Remigio Díaz se moría en ese momento, podía haber dedicado sus últimos pensamientos a la mujer de su vida, a sus hijos, a su madre y padre, a su hermano Estuardo a quien tanto había querido; en cambio, dedicaba sus últimos pensamientos a su reloj, no había tenido ni tiempo ni forma de probarlo, pero de alguna forma sabía que aquel reloj le había cambiado la vida; había llegado a él como llegan las cosas que terminan cambiándonos la vida, de manera fortuita, lo habia encontrado al despertar de una siesta mientras viajaba de regreso a casa en el transporte público, lo vió varios metros mas adelante, maltrecho pero elegante y no dudó en ponérselo a fin de cuentas su honestidad no se veía en entredicho, salvo por el conductor, aquel microbús iba vacío.

La vida le había cambiado mucho desde entonces, el reloj mostró siempre un funcionamiento perfecto, durante años no necesito cambio de pilas y si las usaba no lo parecía, era tan complejo que no se veían tornillos ni divisiones que pudieran forzarse a presión; llegó a ser una de las mas preciadas poseciones de Remigio y después de 6 años empezó a atar conjeturas....

A los 20 días de haberse puesto el reloj por primera vez, el reloj se atrasó 20 minutos, tiempo suficiente para que Remigio comprara -a regañadientes- una serie de boletos de lotería diferente a la que siempre compraba y peleara hasta el cansancio con el vendedor por haber vendido su serie preferida.


- Pensé que ya no venía jefe, usté ´s muy puntual y lo esperé 15 minutos- dijo el vendedor.

Y Remigio ganó la lotería, resolvió su vida, siguió sus sueños de empresario y no volvió a usar el transporte público. Curiosamente aquel reloj no necesito ajustes sino que volvió a ponerse en la hora adecuada por si solo.

Tres años después, cuando él era ya un empresario prominente fue invitado a una cena de gala; cuidó todos los detalles y decidió dejarse aquel reloj aunque no combinaba mucho con su atuendo, revisó la hora al salir de casa, se le había hecho tarde y manejo a toda velocidad su lujoso automóvil, llegó, entregó las llaves al ballet parking y subió las escaleras muy rápido, tanto que atropelló a la organizadora de la fiesta que estaba ultimando detalles; aunque suena como un cliché perfecto, el amor fue inmediato, a primera vista y correspondido. Al final de la noche supo que Ana Suárez estaba separándose de un tipo violento, que tenía un hijo de 4 años, que tenía los mismos sueños que él y que tenía la sonrisa justo como siempre la imaginó, al final de la noche supo que la pasión podía sentirse en el aire, que había encontrado a la mujer de su vida y que el reloj estaba adelantado una hora.

Dos años después eran una familia feliz, Ana le había regalado una hija a la que quería intensamente, de igual forma en que decidió querer al primer hijo de ella. La felicidad completa es siempre un sueño inalcanzable y así lo entendió Remigio cuando por un atraso de su reloj llegó 15 minutos tarde a recojer a la central de autobuses a su muy querido hermano Estuardo, justo a tiempo para ver como se desplomaba con una navaja 007 entre las costillas producto de resistirse a un asalto.

Ese día, a casi un año de la muerte de su hermano, Remigio se había despedido de sus hijos amorosamente, besado a su esposa con pasión contenida y no había aceptado el desayuno que le ofrecía su esposa; el reloj de la cocina marcaba las 8:00 pero el suyo marcaba las 8:30 y aquel reloj no se adelantaba o atrasaba sin razón; la diferencia entre ésta y las otras veces que el reloj había "fallado" era la conciencia en su propietario de que un cambio estaba por ocurrir, si era algo positivo o negativo escapaba a su conocimiento. A las 9:00 de la mañana el tenía una cita importante...

Trató de no pensar en el trayecto...

-Coincidencias- se dijo a si mismo

Pero no pudo quitarse de la cabeza las "coincidencias", empezaba a hacer conjeturas, se distrajo, su semáforo estaba en verde pero un carro en la otra calle no se había detenido, el se lanzó al centro del crucero y escuchó un sonido extraño, como de cien fierros retorciéndose...fue una fracción de segundo, el otro carro se incrustó en el suyo por el lado del copiloto, no sabía como pero la palanca de velocidades estaba en su estómago, debía tener cortes en algunas partes de su cuerpo porque sentía el calor de la sangre mojando sus piernas, su espalda; tenía un cristal en un ojo que curiosamente no le dolía, y pensaba que la sangre que con seguridad manaba de su cabeza era la culpable de la vista borrosa, nada le dolía y el supo que era mala señal...

Su vista quedó clavada en la cinta asfáltica, a un par de metros de él, donde por el impacto había ido a parar su reloj...sabía que moriría.

Nunca supo que en el otro auto, José Casal había muerto al instante, su craneo quedó incrustado en el volante y el contenido regado en el parabrisas destrozado...nunca supo que la policía encontró una colt 38 en la guantera y una nota donde explicaba los motivos del asesinato que estaba a punto de cometer:

"No puedo contenerme, saber que Ana es feliz y que mi hijo ni siquiera me recuerda me vuelve loco, no culpen a nadie mas que a mí de lo que voy a hacer, voy a matarla, a matar a su familia y me volaré los sesos, que Dios me perdone si puede"

Remigio nunca supo que esa "Ana" era su Ana, que José había vuelto de los Estados Unidos donde se encontraba autoexiliado y que había alimentado su odio por años, de hecho muy poca gente además de Ana supo de la fatal "coincidencia"...nunca supo que a Ana se le acabaron las lágrimas por su pérdida y al mismo tiempo por la gratitud culpable que sentía de que Remigio hubiera detenido así a su victimario...

Pronto los rescatistas llegaron, el lugar se llenó de gente y uno de ellos, rapiña como hay mucha, disimuladamente se acercó al reloj, fingiendo ayudar, recogió aquel extraño artefacto...y salió de la escena tal como entró...

No se dió cuenta, pero el reloj llevaba una hora adelantada...

lunes, 9 de marzo de 2009

La fugacidad de los deseos...

Los deseos son estrellas fugaces, aparecen en lo obscuro de la noche como guías de luz que indican un camino a seguir; lo malo es que al igual que las estrellas fugaces, aparecen sin avisar, en cualquier lugar o momento y cuando piensas y racionalizas el deseo ya ha desaparecido o ya estás siguiendo el rumbo, exactamente como cuando volteas a ver una estrella fugaz.

Los deseos dependen de las circunstancias y como estas son cambiantes pues los deseos también; como siempre, lo único constante...es el cambio.

¿Quién sabe lo que vamos a desear mañana?

sábado, 7 de marzo de 2009

Un cuento corto...

Había una vez en que viendo un comercial de la tv se me ocurrió hacer un cuento muy corto...

Si...lo anterior estaba planeado para ser un cuento de 20 renglones pero descubrí que Higinio tenía potencial...

FIN

El peso de la no-fama


Ya habían pasado 6 meses, pero el hecho había perdido la gracia (humor negro claro) desde mucho antes si es que alguna vez la tuvo. Los amigos de Higinio habían terminado por fastidiarse y la esposa y los hijos estaban desesperados; antes los sueños de Higinio de ser actor, habían seducido a una cándida Maria Luisa que al verlo tan bien plantado y con tantas esperanzas le había comprado los mismos sueños y se veía al lado del gran actor Higinio Sánchez asistiendo a alfombras rojas y codeándose con las esposas de otros ganadores de "El Oscar", o en viajes privados en yates que blancos como copos de nieve surcaban las aguas azul turquesa del caribe ó en viajes a Nueva York donde entraría en las tiendas de la "gran manzana" como le decían sin que ella supiera porqué. La verdad es que Higinio no era buen amigo de la lente, tampoco lo era de otras personas y era pésimo actor; lo único aplaudible era su gran persistencia, su asistencia asegurada a los más diversos castings habían acostumbrado a su esposa a verlo llegar tarde, malhumorado, cansado, trasvestido, alcoholizado, con barba o bigotes postizos, caracterizado según la película, el cortometraje o el comercial en cuestión y siempre con la esperanza por los suelos pero al dormir, los sueños se regeneraban...

¡Las esperanzas no dan de comer! le dijo su suegra al poco tiempo de casado y se vió obligado a anunciarse en el zócalo como fontanero lo que según él le permitía entrar en la vida de otras personas y enriquecerse como actor y muy seguido, en aquellos baños ajenos actuaba como el dueño de la casa, regañando hijos ficticios, quejándose de problemas inexistentes y en una ocasión, en un baño con jacuzzi hasta protagonizó una película porno y actuó un suicidio.

La verdad, María Luisa dejó de soñar en cuanto estuvo a punto de parir por primera vez y no había dinero para cubrir los gastos, en cuanto no hubo para comer, para pagar la luz, el agua y sobre todo cuando el dejó de ser cariñoso con ella y los niños por la persecución de un sueño inútil; la verdad, María Luisa veía los esfuerzos de su marido por hacerse famoso como un lastre en su desesperanzada vida, pero un día Higinio llegó a la casa sonriente, no caracterizado, como...como si por fin estuviera actuando de "él mismo", cariñoso de nuevo, con energías renovadas y sin hacer más comentarios pero con la alegría escapándosele por los poros anunció durante los comerciales de su telenovela preferida: "Voy a hacer un comercial"...

Su esposa, casi sin respiración no dijo absolutamente nada, lo abrazó y lloró junto a él por haber conseguido lo añorado hacía tanto tiempo...y volvió a soñar aún cuando había jurado no volver a hacerlo...

Ya habían pasado 6 meses de aquello; en el mes anterior a la filmación Maria Luisa no había sino escuchado en todo aquel tiempo sobre que "el diálogo estaba muy pequeño", sobre la "preparación del personaje", sobre la "intensidad psicológica de la interpretación", todo se convirtió en una pesadilla cuando él empezó a subir de peso intencionalmente para ponerse acorde al papel...

El día en que le dijeron que el comercial se iba a estrenar, reunió en la sala a sus amigos que eran muy pocos, a sus dos compadres, familiares y compró botanas suficientes para una hora de programación y 30 segundos de participación frente a las cámaras...Algo de sentido común debió anunciarle lo que estaba a punto de ver en la televisión como resultado final del esfuerzo de una semana de filmación...pero no lo hizo o él no quizo escucharlo...

La hora esperada llega siempre y en un momento, en la caja idiota (televisión para los cuates) aparece de espaldas, entre penumbras, pasan los primeros 5 segundos y todos sonríen, otros 5 y hay caras de desconcierto...otros 5 segundos y hay varios con risas nerviosas que apenas pueden contener...deja de aparecer en la pantalla y logotipos del IFE y narraciones llenan el espacio televisivo; piensa y dice que es una de las versiones del comercial, pronto sacarían la otra donde el se vé de frente y se notan las arrugas de la piel, lo pasado de peso, la angustia de sus palabras y en general, la entrega total a la actuación; pero esa versión nunca llegó.

Los últimos 6 meses, Higinio grabó el comercial unas 40 veces en videocassettes diferentes por si la versión cambiaba, analizó el comercial pixel por pixel, se paraba muy cerca de la tele, a los lados como si la imagen fuera tridimensional y eso permitiera que su cara se apreciara; también revisó el diálogo en innumerables ocasiones; no entendía como podían haber tomado aquel ángulo y obtener aquel resultado final, había al menos 6 cámaras en el estudio y mucha luz y el diálogo que el había dicho siempre era más dramático, más rico que el "si"..."si"..."si" monótono que veía en la tv; los amigos por solidaridad ni siquiera lo molestaron después de aquel día de botana y tv y los extraños nunca se enteraron de que el había grabado un comercial, no hubo reconocimientos callejeros, ni autógrafos ni miradas morbosas hacia él como aquellas de que provee la fama.

El único día en que sintió verdadero alivio fue cuando las campañas políticas cesaron, el comercial dejó de transmitirse y descansó de la no-fama a su alrededor. Y rogó porque no reciclaran el comercial para nuevos tiempos electorales...maldito IFE.


----------------- El resultado --------------------
La Voz -"Vota por quien yo te digo".
Higinio -"Sí".
La Voz -"Si votas por mi partido te damos lo que quieras". -"Sí ".
La Voz -"Si no gana quien ya sabes, vas a perder lo que ya sabes".
Higinio -"Sí".
La voz -"Entonces, ¿confiesas que lo dijiste?"
Higinio -"Sí".
El narrador -Si alguien te presiona, te quiere dar algo a cambio o intenta comprar tu voto, denúncialo, es delito, que no se te olvide.
El narrador -Tu voto es libre y secreto. Así, nuestra democracia crece.
La Voz -"Y crecemos todos".
La Voz - IFE. Instituto Federal Electoral.