miércoles, 11 de marzo de 2009

El reloj del destino...


Remigio Díaz se moría en ese momento, podía haber dedicado sus últimos pensamientos a la mujer de su vida, a sus hijos, a su madre y padre, a su hermano Estuardo a quien tanto había querido; en cambio, dedicaba sus últimos pensamientos a su reloj, no había tenido ni tiempo ni forma de probarlo, pero de alguna forma sabía que aquel reloj le había cambiado la vida; había llegado a él como llegan las cosas que terminan cambiándonos la vida, de manera fortuita, lo habia encontrado al despertar de una siesta mientras viajaba de regreso a casa en el transporte público, lo vió varios metros mas adelante, maltrecho pero elegante y no dudó en ponérselo a fin de cuentas su honestidad no se veía en entredicho, salvo por el conductor, aquel microbús iba vacío.

La vida le había cambiado mucho desde entonces, el reloj mostró siempre un funcionamiento perfecto, durante años no necesito cambio de pilas y si las usaba no lo parecía, era tan complejo que no se veían tornillos ni divisiones que pudieran forzarse a presión; llegó a ser una de las mas preciadas poseciones de Remigio y después de 6 años empezó a atar conjeturas....

A los 20 días de haberse puesto el reloj por primera vez, el reloj se atrasó 20 minutos, tiempo suficiente para que Remigio comprara -a regañadientes- una serie de boletos de lotería diferente a la que siempre compraba y peleara hasta el cansancio con el vendedor por haber vendido su serie preferida.


- Pensé que ya no venía jefe, usté ´s muy puntual y lo esperé 15 minutos- dijo el vendedor.

Y Remigio ganó la lotería, resolvió su vida, siguió sus sueños de empresario y no volvió a usar el transporte público. Curiosamente aquel reloj no necesito ajustes sino que volvió a ponerse en la hora adecuada por si solo.

Tres años después, cuando él era ya un empresario prominente fue invitado a una cena de gala; cuidó todos los detalles y decidió dejarse aquel reloj aunque no combinaba mucho con su atuendo, revisó la hora al salir de casa, se le había hecho tarde y manejo a toda velocidad su lujoso automóvil, llegó, entregó las llaves al ballet parking y subió las escaleras muy rápido, tanto que atropelló a la organizadora de la fiesta que estaba ultimando detalles; aunque suena como un cliché perfecto, el amor fue inmediato, a primera vista y correspondido. Al final de la noche supo que Ana Suárez estaba separándose de un tipo violento, que tenía un hijo de 4 años, que tenía los mismos sueños que él y que tenía la sonrisa justo como siempre la imaginó, al final de la noche supo que la pasión podía sentirse en el aire, que había encontrado a la mujer de su vida y que el reloj estaba adelantado una hora.

Dos años después eran una familia feliz, Ana le había regalado una hija a la que quería intensamente, de igual forma en que decidió querer al primer hijo de ella. La felicidad completa es siempre un sueño inalcanzable y así lo entendió Remigio cuando por un atraso de su reloj llegó 15 minutos tarde a recojer a la central de autobuses a su muy querido hermano Estuardo, justo a tiempo para ver como se desplomaba con una navaja 007 entre las costillas producto de resistirse a un asalto.

Ese día, a casi un año de la muerte de su hermano, Remigio se había despedido de sus hijos amorosamente, besado a su esposa con pasión contenida y no había aceptado el desayuno que le ofrecía su esposa; el reloj de la cocina marcaba las 8:00 pero el suyo marcaba las 8:30 y aquel reloj no se adelantaba o atrasaba sin razón; la diferencia entre ésta y las otras veces que el reloj había "fallado" era la conciencia en su propietario de que un cambio estaba por ocurrir, si era algo positivo o negativo escapaba a su conocimiento. A las 9:00 de la mañana el tenía una cita importante...

Trató de no pensar en el trayecto...

-Coincidencias- se dijo a si mismo

Pero no pudo quitarse de la cabeza las "coincidencias", empezaba a hacer conjeturas, se distrajo, su semáforo estaba en verde pero un carro en la otra calle no se había detenido, el se lanzó al centro del crucero y escuchó un sonido extraño, como de cien fierros retorciéndose...fue una fracción de segundo, el otro carro se incrustó en el suyo por el lado del copiloto, no sabía como pero la palanca de velocidades estaba en su estómago, debía tener cortes en algunas partes de su cuerpo porque sentía el calor de la sangre mojando sus piernas, su espalda; tenía un cristal en un ojo que curiosamente no le dolía, y pensaba que la sangre que con seguridad manaba de su cabeza era la culpable de la vista borrosa, nada le dolía y el supo que era mala señal...

Su vista quedó clavada en la cinta asfáltica, a un par de metros de él, donde por el impacto había ido a parar su reloj...sabía que moriría.

Nunca supo que en el otro auto, José Casal había muerto al instante, su craneo quedó incrustado en el volante y el contenido regado en el parabrisas destrozado...nunca supo que la policía encontró una colt 38 en la guantera y una nota donde explicaba los motivos del asesinato que estaba a punto de cometer:

"No puedo contenerme, saber que Ana es feliz y que mi hijo ni siquiera me recuerda me vuelve loco, no culpen a nadie mas que a mí de lo que voy a hacer, voy a matarla, a matar a su familia y me volaré los sesos, que Dios me perdone si puede"

Remigio nunca supo que esa "Ana" era su Ana, que José había vuelto de los Estados Unidos donde se encontraba autoexiliado y que había alimentado su odio por años, de hecho muy poca gente además de Ana supo de la fatal "coincidencia"...nunca supo que a Ana se le acabaron las lágrimas por su pérdida y al mismo tiempo por la gratitud culpable que sentía de que Remigio hubiera detenido así a su victimario...

Pronto los rescatistas llegaron, el lugar se llenó de gente y uno de ellos, rapiña como hay mucha, disimuladamente se acercó al reloj, fingiendo ayudar, recogió aquel extraño artefacto...y salió de la escena tal como entró...

No se dió cuenta, pero el reloj llevaba una hora adelantada...

2 comentarios:

Gibran Garcia dijo...

Excelente cuento mi estimado Raul David.

Raul David dijo...

Gracias Gibrán...eres un conocedor...jajajajaja

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