miércoles, 29 de octubre de 2008

La cartera o... la vida


Ayer, en la tarde, pensando en mi falta de rumbo fui al único lugar donde puedo pensar cuando necesito escuchar a mi conciencia...[no es un bar, no es un café y debo confesar que tampoco es ninguna iglesia]...y ahí, en esa cómoda -aunque fría- banca del parque que frecuentemente comparte mis momentos de soledad me dispuse a organizar un plan de vida, me dispuse a poner niveles de prioridad a lo que quiero y en eso estaba, esforzándome en encontrar el sentido... y como siempre empecé a poner atención en los detalles, puse la vista en ese extremo de la banca que jamás visito y ahí estaba...una cartera, entre las barras metálicas de la banca, una cartera de hombre desgastada por el tiempo, por el sudor...busqué con la vista al posible dueño pero no encontré a nadie a la vista, al menos no cerca del lugar de los hechos y la curiosidad y la posibilidad de devolverla me llevó a revisar su contenido (lo siento, ya he dicho que soy voyeur)...no había dinero, no había documentos de identidad, no había absolutamente nada que delatara al dueño...solo un par de fotos gastadas por los meses o años en esa fea cartera, porque era fea a decir verdad...la primera era una mujer entrada en años y la otra era de un tipo común y corriente...quizás mas común que corriente aunque también podría ser mas corriente que común...

...quizás, la actual mujer del dueño de esa cartera descubriera que aún después de tantos años su pareja aún guardaba la foto de aquella mujer de la que siempre estuvo enamorado y con quien compartió varios años de su vida y en un ataque fulminante de celos le robó la cartera pero fue incapaz de arrancar las fotos por miedo a maldecirse y decidió dejarla ahí para que lo hiciera quien la encontrará...


...quizás fuera el mismo dueño, que cansado de traer a su amor imposible en la cartera se deshiciera de ella como en un ritual de despedida...

...también cabe la posibilidad de que la misma cartera cansada de andar sudada y apretada en el trasero de un tipo sin suerte -siempre afectado por las crisis- decidiera probar otros rumbos deshaciéndose de cualquier posibilidad de ser relacionada con su anterior -y salado- poseedor salvo las fotos que pegadas por el calor se negaron rotundamente a salir.


...sobra decir que no encontré el sentido a mi vida y que la cartera, sin brindarme la posibilidad de regresarla a su dueño se quedó ahí en el mismo lugar en donde estaba, mientras un tipo bastante borracho -o drogado- y maltrecho nos observaba curioso.


...aunque quizás ese raro personaje de pocos dientes y menos cabellos era el dueño de la cartera y -cual psicoanalista en potencia- observaba mis reacciones y se divertía como enano viéndome construir mil historias.


...sabrá Dios.

2 comentarios:

jaguix dijo...

Mientras revisaba mis feeds leí "Doritos con chile", sabes muy buena entrada me atrapo...
Saludos

ARTEMISA dijo...

YEAP
OPINO LO MISMO QUE JAGUIS..
Y UNA ENTRADA LLEVO A LA OTRA, TOMADA DE LA MANO...
MUY BUEN ENLACE.

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