Este año se consume como todos los años, se cierra el ciclo de los 365 días y ni ese segundo que se agregará este año -como resultado de la falla del tiempo atómico internacional- podrá hacerlo mas grande o mas jugoso, en unas horas el año habrá terminado y nos habrá remontado durante esas fatales-hermosas-emocionantes-tristes últimas horas a la revisión tradicional de nuestros actos...haremos contabilidad y veremos cuantos logros alcanzamos, cuanta decepción generamos, cuanta esperanza nos queda para enfrentar un nuevo año, cuanto amor tenemos en el almacén y cuanto amor necesitamos obtener...cuanto comprado, cuanto regalado, cuanto recogido en remates de segunda...algunos quizás recuenten a los amigos, otros a sus enemigos (siempre es mas fácil)...mucha gente sin duda contará la desilusión obtenida y otros sufrirán con el arrepentimiento, el orgullo, la mezquindad que siempre hacen ámpula de culpa en la espalda de quien los carga...
Muchos morirán en el último segundo -si, en ese que se va a agregar- y arruinarán la celebración de fin de año de sus seres queridos (hasta para morirse hay que ser considerados chingao) y otros nacerán en el primero del siguiente y serán premiados por el simple hecho de ser los primeros en nacer en un año que será -según lo esperado- de crisis mundial, de violencia renovada, de esperanza gringa, de grandes cambios (sabrá Dios si buenos o malos)...
Algunos buscaremos cerrar círculos sin darnos cuenta de que los círculos que queremos cerrar no son tales sino espirales que quizás nos alejan de lo que queremos o que nos acercan a lo que no queremos...
Empezaremos el gimnasio y lo dejaremos pasadas tres semanas del nuevo año, dejaremos de fumar y reincidiremos, cargaremos nuestras pilas y la cuesta de enero va a esfumarnos la energía...
Aún así siempre se agradece la oportunidad de una nueva línea de partida y siempre podemos doblegar nuestra voluntad y hacer realidad nuestros -casi siempre inútiles- propósitos de año nuevo.
Pásala bien...disfruta la noche y la resaca; y llena el tanque de esperanza, esa si que sirve.
Ahh y cómete las uvas despacio, no vayas a arruinar la fiesta familiar con una estúpida muerte por ahogamiento.
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