martes, 9 de diciembre de 2008

La caja de pandora...


Conocerse a si mismo es algo fácil...¿no?

Pues no...realmente no es nada fácil, como dice la Biblia en algún lugar...vemos la paja en el ojo ajeno, pero no vemos la viga en el propio; constantemente cometemos errores y sufrimos las consecuencias de nuestras acciones y sin embargo, la misma cantidad de veces pasamos la factura de la culpa a otras personas...pasamos por alto nuestros descuidos, nuestros deseos, nuestras pasiones incontrolables, nuestros arranques de ira, nuestra desidia, nuestra apatía y nuestra falta de interés; nos engañamos a nosotros mismos y justificamos nuestra actitud cometiendo el más bajo de los pecados...la soberbia, el pecado por el que generalmente se cometen todos los demás - somos avariciosos para que los demás nos respeten por el dinero guardado, somos lujuriosos porque merecemos mucha más carne, somos irascibles porque nuestro punto de vista es el más importante, somos golosos porque podemos actuar sin consecuencias, envidiamos porque nosotros merecemos mucho mas que quienes nos rodean y somos perezosos porque nuestro tiempo es el único importante -.

Y no paramos ahí, somos capaces incluso de esconder a nuestros ojos la parte buena, las virtudes que poseemos y nos convencemos fervientemente de que valemos poco...lo bueno es "mas o menos", el valor es "algo que cualquiera haría", la inteligencia es "solo sentido común"...

Y así, creyéndonos la última coca-cola del desierto y al mismo tiempo dándonos menos valor del que tenemos vivimos en una contradicción constante...y así actuamos...en consecuencia, confusamente...

Conocerse a si mismo es fácil ¿verdad? Pues no...la verdad es que no. Anímate, abre tu propia caja de pandora y sorprendete de los pecados y virtudes que hay en tu interior...yo muy de vez en cuando, sin importar lo que pueda encontrarme...abro la mía.

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