martes, 24 de febrero de 2009

Las noches de Febrero...

Me gustan las noches como ésta en que las nubes ocultan la bóveda celeste, donde las miles de micro gotas de agua reflectan la luz de la ciudad y dan una sensación al horizonte como de atardecer o amanecer cuando aún son la una de la mañana; claro, también me gustan las noches de abril, con el cielo negro salpicado por millones de estrellas...cuando pueden verse a simple vista la vía láctea y a venus como un diamante a media noche; pero éstas noches iluminadas por las nubes (en rara paradoja), con el frío que siempre las acompaña, sin distracciones de ningún tipo, sin constelaciones, sin hallazgos, sin estrellas que seguir...me permiten desnudarme y quitarme máscaras (desnudarme en el alma he de aclarar), me permiten limpiarme, sacudirme, acomodarme, replantearme y pensarme con absoluta y cruda sinceridad a pesar del daño que pueda causarme ser removido momentáneamente de la zona de confort, del conformismo, del autoengaño...casi siempre por las noches, como un gato sin dueño voy a la azotea de esta su casa y mientras todo a mi alrededor duerme, la soledad se hace mi confidente y disfruto de esa inquietante quietud o incómoda tranquilidad como a veces la llamo...en rara paradoja.

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