martes, 3 de febrero de 2009

La séptima víbora...


De repente aparezco rodeado por una selva de aparatos, libros y orquídeas colgantes; un tipo con cara de indigente y que a su vez es un genio loco deja ver una jaula de acrílico transparente que tiene siete divisiones en cada una de las cuales está guardada una serpiente enorme y potencialmente mortal, todas de diferente raza, abre una compuerta común y todas salen como un rayo; sonrío, mis pupilas se dilatan igual que mis fosas nasales, el ritmo cardiaco se altera, sudo y empiezo la cacería con toda destreza.

A las 5 primeras las mato con facilidad y haciendo alarde de espectáculo; la sexta víbora es rápida, se enreda en mis pies y sube tan rápido que apenas me da tiempo para liberar un brazo y volarle la cabeza antes de que me muerda el cuello...todo quieto, estoy preocupado, me pone aún más nervioso la espera; volteo a todas partes y puedo sentir en la frente mi ritmo cardiaco, los oidos me zumban y en un momento me estoy lanzando a un lado para librarme de la mordida mortal de una cobra albina de ojos rojos como la sangre que quiere envenenarme, en mi salto logro agarrarla y su cuerpo se enreda en mi brazo y mi cuello apretándome hasta ponerme rojo; sus fauces se abren y sus colmillos se pueden ver mojados, escurriendo el veneno verde como flemas que al gotear al piso hacen agujeros en el concreto que echan humo y con mi mano libre intento aniquilarla clavándole la navaja suiza de mil usos que siempre llevo conmigo pero no lo consigo, en el ultimo momento logra zafarse y arrastrarse hasta un lugar por demás peligroso por la cantidad de huecos, recovecos y fierros retorcidos.

Algo no cuadra, el lugar antes me parecía mas grande, mas tenebroso y ahora se ha hecho tan pequeño como mi cuarto, y el escondrijo donde la víbora está oculta es el lugar donde guardo mis zapatos...

"Es un sueño" me digo a mi mismo, "lo que ha pasado es ilógico, las cosas no responden a la física como normalmente lo hacen, la gravedad es menor, la aceleración es..." y despierto enojado por darme cuenta de estar soñando justo antes de aniquilar a la última serpiente, que dicho sea de paso, ya ni siquiera tenía veneno...vamos, todos saben lo que pasa cuando dejas a una víbora viva en uno de tus sueños.

Y en la mañana, al dejar mis chanclas en ese lugar, mejor abro la cortina con cautela, se que fue un sueño... pero el miedo no anda en burro.

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