Dimensión desconocida...

La búsqueda no puede limitarse a nuestro interior, también debe extenderse a lo de fuera, a las características inherentes de lo externo. Esas características son muchas, ilimitadas, están determinadas por la genética de los individuos, por su entorno, por su célula familiar, por su trabajo, por sus experiencias, por su cotidianeidad, etc. y como puede verse o al menos intuirse, un intento por conocer a fondo al otro individuo que interactúa contigo en la misma "habitación" es un esfuerzo vano. Puesto que solo podemos interactuar de forma eficiente o intentar hacerlo con aquello que se conoce -o que al menos se conocen sus reglas-, es lógico suponer que todas las características "invisibles" del otro a nuestros ojos podrían resumirse en una sola definición: Incontrolable...ese, mi estimado lector, es él libre albedrío.

Puedes conocerte a ti mismo, tus virtudes, tus debilidades; tu forma de amar, tus formas de expresar cariño o desprecio, tus caminos, tus experiencias y hasta en un nivel de autoconocimiento sin precedentes puedes llegar a conocer todas tus reacciones (lo que es improbable si no imposible). Aún así, conocerás siempre la mitad de la fórmula.

La otra mitad, esta vedada a tus ojos...la otra mitad no puede conocerse, si acaso interpretarse. Debes tener completo conocimiento de que el libre albedrío del otro puede no favorecerte así como tu libre albedrío a veces no favorece a quien lo desea.

Esta es la principal prueba de que el amor no puede obligarse, sobornarse, manipularse o comprarse... a lo más, puede ofrecerse como el cúmulo de sabiduría que has obtenido con el paso de los años...como el tesoro que guardas en el interior y que contiene lo mejor de ti mientras esperas que haya quién tenga un capital sentimental, físico, intelectual que te interese y que también esté interesado en el trueque.