Un día, una habitación...

Estamos definidos por las personas con quienes compartimos experiencias, estamos definidos en gran medida por su forma de ver y entender al mundo...cuando no compartimos sus opiniones al menos contrastamos las nuestras y algunas veces una de las personas que comparten la habitación cambia su forma de pensar y se adapta al otro. El otro nos muestra su historia, nos enseña su mundo, nos hace pasar a su lado de la cama; con cada interacción de este tipo nos volvemos vulnerables: Si abrimos la puerta, las personas conocerán nuestros demonios, el origen de nuestra posición, los esqueletos que guardamos en el closet; si nos abren la puerta, estamos avanzando hacia el corazón y el espíritu de otro y por lo tanto, cada vez estamos más vulnerables ante la empatía. No compartas habitaciones a menos de que estés seguro que quieres sentirte vulnerable, los demás nos dan fuerza...y debilidad.

Basado en el ensayo:
House y Sartre: "El infierno son los otros" de Jennifer L. McMahon del libro La Filosofía de House.